En todas las familias hay normas, y normalmente al contaros esto, estaréis pensando en normas explícitas. Normas que siempre se te han dicho y que es de conocimiento común. Y es que, todos los sistemas familiares tienen que tener sus normas y reglas, para favorecer la convivencia del sistema.
Sin embargo, hoy vamos a hablar de algo más específico y menos conocido.
Mandatos familiares
Llamaremos mandatos familiares a las normas, reglas, conductas y patrones familiares que no son explícitos. En esta categoría, se recogería absolutamente todo lo que no se dice o se habla, pero de forma inconsciente hacemos para pertenecer al grupo, para poder vincularnos y compartir creencias y valores. De esta manera, es algo totalmente adaptativo, ya que seguiremos formando parte del grupo de pertenencia y seremos aceptados por ellos.
La adolescencia: el reto de individuarnos.
Como os hemos contado en otros artículos (ver aquí niño/a interior), la adolescencia es uno de los procesos más importantes del desarrollo de las personas. En la infancia, se ponen los cimientos de esa persona que seremos de adultos, pero la adolescencia es precisamente, ese proceso de desarrollo y de transformación.
Para ello, en esta etapa solemos cuestionar mucho todo lo que nos rodea o lo que siempre nos han dicho. Puede y suele haber una cierta rebeldía hacia las figuras de autoridad y de referencia, precisamente para explorar y terminar de decidir quiénes somos, qué opinamos de las cosas, qué valores tenemos, qué es importante para nosotros, qué nos gusta y qué no…
Esto es un reto especialmente para las familias, ya que el/la adolescente va a cuestionar también los mandatos familiares y, por tanto, va a tambalearse la estabilidad y calma del sistema familiar.
En terapia nos damos cuenta de que, como adultos, todavía tenemos muchos mandatos familiares no deseados.
A pesar de haber tenido una adolescencia sana en la que ha habido una individuación que, con suerte el sistema a sabido transitar adecuadamente, no paramos de encontrarnos en consulta muchos malestares asociados a esos mandatos que, a veces, en la adultez sentimos que seguimos teniendo que cumplir.
De esta manera, nos forzamos a tomar decisiones, comportarnos, darle importancia o ser de formas que no nos representan, simplemente porque es lo que nos ha hecho siempre pertenecer a el sistema de referencia: nuestra familia. Sin embargo, el problema es que al ser algo no elegido, genera mucho conflicto interno y malestar. Un ejemplo de ello bastante habitual, podrían ser las personas que eligen su carrera profesional en base a las expectativas familiares y a pesar de que es algo que no le gusta a la persona o que el objetivo de dedicarse a eso no tiene tanto valor para él/ella (ej. Ganar mucho dinero).
Pero, ¿Todos los mandatos familiares son malos?
Para nada. Estamos seguros de que hay cosas que muchas personas admiramos de la familia y que podemos querer preservar o incluso trasladar a nuestros futuros núcleos familiares. Sin embargo, en este caso, no sería algo conflictivo y por tanto, no generaría malestar.
¿Cómo modifico y rompo con los mandatos familiares no deseados?
Este proceso es complejo y requiere de tiempo, pero sin ninguna duda, es posible en cualquiera de nosotros. Hay que entender lo delicado del tema que tratamos, ya que, no cumpliendo esos mandatos o normas, podemos sentir miedo de no ser aceptados o valorados igual. Sin embargo, en las relaciones y familias sanas, se puede sostener sin ninguna duda esas diferencias que se producen entre familiares cuando somos adolescentes y posteriormente adultos.
El primer paso y más complicado es el de darnos cuenta de que estamos en esta situación: atascados o bloqueados por un mandato familiar que no nos encaja ni nos representa. Una vez que lo he detectado, podemos intentar modificarlo, ponerle matices o adaptarlo a nuestras creencias. A veces podremos mantener parte de la idea original y otras veces, habrá que desecharlo por completo. Una cosa que nos ayuda mucho en las terapias es darnos cuenta de que nuestra familia, es víctima igual de esos mandatos.
Y por supuesto, si necesitas ayuda, no tienes por qué hacerlo sola o solo.