Emociones

12 abril 2024 | Bienestar, Psicología clínica

En nuestro día a día tenemos emociones constantemente. Esas emociones van cambiando a lo largo del tiempo, pudiendo empezar el día de una forma y terminándolo de otra. Si no hacemos caso a nuestro mundo emocional, nos perdemos información fundamental. Es como si nos tapásemos los ojos con una venda, podemos vivir la vida y adaptarnos a ella, pero tendríamos más facilidades y estaríamos más adaptados y menos limitados si pudiésemos usar la vista. Entonces, ¿Cómo podemos usar el sistema emocional en nuestro favor?

Escuchándonos y sintiéndonos

El primer paso para empezar un proceso de gestión emocional es estar conectados con nuestro mundo emocional. Gracias a ello, podremos escuchar y sentir qué nos pasa en las distintas situaciones que vivimos y en las relaciones que tenemos con los demás y con el mundo que nos rodea. Este paso parece muy básico de primeras, pero lo cierto es que a las personas nos puede costar mucho saber detectar qué sentimos.

El mundo emocional es complejo y a veces sentimos muchas emociones a la vez, con muchos matices, incluso en algunos momentos, pueden ser contradictorias las unas con las otras.

Además, en consulta nos encontramos que en este paso existen muchas dificultades asociadas a poder observar sin juzgar lo que sentimos. Si nos metemos a juzgarlo, valorarlo, criticarlo, etc. Estamos perdiendo un tiempo muy valioso en poder regularnos y, sobre todo, estamos generándonos mucho malestar. Sería como convivir con alguien que todo el rato nos dice que lo que sentimos, pensamos o somos no es lo adecuado o correcto. Podréis imaginar que sería muy agotador y que nos haría sentirnos mal con nosotras mismas.

Las emociones tienen todas una función

Una vez que hemos concretado y entendido un poco mejor qué estamos sintiendo, debemos recordar que las emociones, sean cuales sean, tienen una función, sirven para algo.

Como comentábamos antes, el sistema emocional es un “sentido” más de nuestro cuerpo. Por eso, tiene todo el sentido que todas las señales sirvan para comprendernos mejor, adaptarnos a las situaciones y ser más funcionales en este mundo.

Emociones desagradables y agradables

Habitualmente hemos podido escuchar o incluso nosotras mismas categorizar las emociones en negativas y positivas. Esto, dado nuestro paradigma de este artículo, no tiene sentido, ya que si hubiese emociones negativas serían emociones “malas” cuyo destino está en erradicarlas y no sentirlas, cómo si no sirviesen para nada.

Por eso, os proponemos que las categoricemos según la sensación, sabiendo que todas sirven para algo, pero pueden ser sensaciones más agradables o sensaciones más desagradables. E incluso, las personas pueden experimentar esta categoría como algo ligeramente distinto: para algunos, sentir enfado es horrible, para otros, es algo normal que no les genera tanto malestar, a pesar de no ser muy agradable.

Es muy importante conocernos en este aspecto para poder entender nuestro mundo emocional.

Ahora vamos a hablar brevemente de las funciones de algunas emociones básicas:

  • TRISTEZA

La tristeza nos avisa de que cosas son o eran importantes para nosotras. Gracias a la tristeza puedo detectar que algo va mal, que echo de menos o que tengo que reflexionar sobre ciertas cosas que son importantes. La tristeza también nos ayuda a aceptar, ya que es uno de los pasos fundamentales de los duelos.

Esta emoción necesita consuelo, apoyo y acompañamiento.

  • ENFADO

El enfado nos señala cuando algo no nos gusta, nos hace daño o mal. Es una emoción muy empoderante que ayuda a poder protegernos. Gracias al enfado puedo valorar hacer peticiones y poner límites para que haya cambios externos. Pero, no es su única función. Ya que muchas personas nos dicen en consulta que como alguien no cambia, ya se han cansado de ponerles límites. Pues bien, el enfado también sirve con nosotras mismas. Si algo fuera no cambia, ¿Cómo quiero yo posicionarme ante esto?

El enfado necesita reconocimiento para poder hacer su función.

  • ALEGRÍA

La alegría es un ejemplo que os queríamos traer como emoción agradable. Es curioso, porque nos llevamos muy bien con esta emoción pero a veces nuestros pacientes no saben para qué sirve. La alegría nos avisa de que algo nos hace bien por lo que funciona como un refuerzo positivo que nos animará a repetir ciertos planes, compartir con ciertas personas más habitualmente, sentirnos orgullosas y afortunadas de nuestros pasos, etc.

La alegría necesita que le demos el permiso para estar y el valor y la importancia que tiene.

¿Os apetecería que desarrollemos las funciones de más emociones?

Esperamos que gracias a esto hayas podido aprender un poquito más del mundo emocional. Este tema es el primero que trabajamos en las terapias, ya que es el pilar básico del bienestar.