Este término, «niño o niña interior», está por todas partes. Es posible que lo conozcas, tal vez no. Al principio puede sonar un poco extraño… Pero déjanos que te contemos de qué trata.
Según la teoría del Análisis Transaccional, todas las personas adultas somos tres partes a la vez: somos un padre/madre, somos el adulto y somos el niño o la niña que fuimos.
Hoy vamos a centrarnos en esa parte de niño o niña. Y es que, es innegable que el yo es continuo y permanece a lo largo del tiempo y, aunque ya no seamos ese niño o niña, nos acompaña dentro de nosotras: todo lo que vivimos, lo que aprendimos, los miedos que tuvimos, etc. residen en nuestro interior, por lo que afecta (y mucho) en quienes somos hoy.
La infancia: esa etapa de la vida tan importante
A veces, de forma metafórica, contamos en terapia que, al nacer, somos como un folio en blanco. Y es durante las primeras experiencias y vivencias, cuando ese folio empieza a escribirse y a recoger aprendizajes que serán la base de quienes vamos a ser. En ese folio en blanco, se escriben nuestros miedos, nuestras dificultades, nuestra forma de percibirnos a nosotros, al mundo y las relaciones. Por todo ello, tener en cuenta de adulto ese niño o niña que fuimos, es muy relevante.
La adolescencia: hay cambios, pero no cambia a nuestro niño interior
La adolescencia es una etapa también muy importante del desarrollo. En ella, normalmente y salvo excepciones, ocurre la individuación, que implica que ese niño o niña que éramos empieza a plantearse de forma más consciente quién es y quién quiere ser. A generar sus propias opiniones, concretar sus valores, sus gustos, inquietudes, etc.
Podemos hacer muchos cambios en la adolescencia, pero como veníamos diciendo, seguiremos normalmente un patrón estable, una base y unos cimientos que se construyeron en la infancia. En la infancia se plantó la semilla y en la adolescencia, con agua y luz, va creciendo y formándose la planta.
Un ejemplo de cómo puede afectar siendo adultos ese niño que fuimos
¿Alguna vez has sentido miedo a no ser suficiente o a que te rechacen?
El concepto de niño interior recoge ese niño que fuimos, con sus vivencias nos hace ser quienes somos hoy, siendo un esqueleto de muchas más cosas que a lo largo de los años hemos podido construir hasta llegar al presente.
Es posible que te sorprenda notar que, de adulto, sigues teniendo ciertos mecanismos de ese niño. Y es que, lo que vivimos de niños nos hace elaborar una narrativa sobre quienes somos nosotros y cómo es el mundo. Y, a partir de ahí, vamos funcionando.
Cuando de adulto tengo miedo a no ser suficiente o que me rechacen, se está activando ese niño que fuimos, recordando experiencias que ha tenido y lo que ha aprendido de ellas: que no eres válido.
De adultos, tenemos la capacidad de recolocar esto en procesos de terapia, de esta manera, en nuestro presente, podremos gestionar mejor esos momentos y, sobre todo, entender que sí somos suficientes y que sí podemos escoger otra forma de vernos a nosotros y a nuestro mundo.
Con o sin infancias complicadas, podemos conocernos y regularnos gracias a este concepto de niño interior
Si en la actualidad tienes cualquier dificultad, entender de dónde viene y mirar en esos aprendizajes y emociones infantiles es fundamental. Hay muchos tipos de terapias psicológicas, pero desde Antes Tú, consideramos fundamental que puedas entender y hacer el cambio desde el origen. De la otra forma, por experiencia, suele ocurrir que puntualmente podemos encontrarnos mejor, pero se volverá a reabrir la misma dificultad a lo largo de tu historia vital.
Ir al origen, ver qué le pasaba a ese niño para aprender eso, para tener esas dificultades, emociones, percepciones de él o de ella, del mundo o gestionar ciertas vivencias así, nos ayuda a realmente hacer un cambio mucho más consciente que dure en el tiempo.